GUILLERMO GALIANO
Buenos Aires, 1985
Su obra escultórica indaga sobre el vacío y sus paralelismos con el pensamiento oriental donde forma y vacío son dos aspectos de una misma realidad que coexisten y cooperan mutuamente. El vacío es uno de los elementos del espacio y como tal, es una parte indispensable de la escultura ya que este configura la forma penetrando en su interior a través de huecos y perforaciones creando espacios internos en la masa compacta. De este modo, el aire comienza a penetrar en la solidez escultórica y emerge el espacio interior, rompiendo con el volumen cerrado de la escultura clásica. Por lo tanto, el objetivo de la desmaterialización física de la escultura no consiste simplemente en un proceso de adelgazamiento de la forma, sino, en llenar un espacio de vacío, como una fuerza exterior que se entromete e interfiere en la sustancia material proyectándola hacia el exterior, creciendo orgánicamente. Mediante la excavación del volumen se generan formas cóncavas que introducen el espacio circundante a la escultura, donde el adentro y el afuera fluyen continuamente entre sí, otorgándole la misma importancia al contenido y al contenedor.
La estructura sólida de la escultura se deshace por la penetración del vacío, sin embargo, su fuerza tridimensional no se reduce, sino que adquiere más vida por su propia existencia, que nos muestra la idea sobre la correspondencia entre lo vacío y lo macizo.